Para Fernando Valladares, no nos falta información sobre el daño que causamos al medio ambiente pero sí deberíamos ver la «clara conexión entre el daño al medio ambiente y cómo podemos atenuarlo, más allá de gestos importantes pero simbólicos como plantar algunos árboles, reciclar o ir al trabajo en bicicleta». Señala que «a nadie le gusta cargar con culpas y responsabilidades y tendemos a pensar que este problema ambiental global es cosa de los políticos. No nos damos cuenta de que políticos somos todos y de que los políticos salen de nosotros».

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Pasos para mejorar el planeta

Añade, además, que debemos «tomar parte más activa en las decisiones locales que tienen un gran impacto global. El ciudadano debe conocer mejor sus derechos y obligaciones como ciudadano, y cómo ejercer su papel en el cambio de modelo económico y social que necesariamente debe incorporar el medio ambiente y su sostenibilidad a largo plazo«. Fernando Valladares, Doctor en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid y actual profesor de investigación en el Museo Nacional de Ciencias Naturales y profesor asociado de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, es consciente del estilo de vida que llevamos y reconoce que «no es sostenible un planeta con 7.000 millones de iPads y otro tanto de iPhones». Comenta, además, que «los daños no son inevitables, la sensación de inevitabilidad es resultado de una actitud cínica con el medio ambiente».

Valladares reconoce la importancia de apagar los equipos electrónicos cuando no los usamos y utilizar la bicicleta o caminar más a menudo, pero considera que hay otras medidas aún más eficaces. «Debemos coordinarnos en nuestras acciones y presionar a nuestros dirigentes para que lideren la transformación de un mundo liderado por los que producen energía, a un mundo liderado por los que la consumen».

¿Cómo será el planeta en el futuro?

Nuestras decisiones y falta de iniciativa son algunos de los motivos por los cuales el planeta será muy diferente en un año tan lejano como el 2050, «desde la línea de costa donde quedarán muy pocos espacios naturales y muchas urbanizaciones actuales serán escombreras por los efectos de la subida del nivel del mar, hasta la fragmentación y degradación de bosques y selvas. El agua no ya potable sino simplemente no-salina será un lujo que solo algunos países podrán disfrutar, pero desde luego no se usará para regar ni para ducharse. Será impensable viajar en tu propio coche solo, y los viajes de larga distancia serán tan caros que se convertirán en eventos casi históricos en la vida cotidiana. Estaremos mucho más conectados pero menos en contacto físico».

IMAGEN: Werner Kunz.

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