Habitualmente se habla del calentamiento global, sin dudas uno de los problemas ambientales más importantes que afronta el planeta. Sin embargo, otro grave inconveniente es el oscurecimiento global, que ha llegado al 10% en los últimos 50 años. Aunque se conoce poco del mismo, supone igualmente un importante desafío para el equilibrio ecológico.
El oscurecimiento global es una realidad a nivel planetario. Es así que distintos estudios científicos indican que la radiación solar ha registrado una reducción del 10% en los últimos 50 años, mayormente por causa de la contaminación atmosférica generada por la combustión de combustibles fósiles como el carbón y el petróleo.
Algunas cifras en torno al oscurecimiento global y la disminución de la radiación solar son alarmantes: en la Antártida, la reducción llega al 9%; en Rusia a un 30% y en Europa en general a un 16%. El fenómeno se ve recrudecido por los incendios forestales, los polvos que se emiten al ambiente generados por la actividad del hombre y la industria y las erupciones volcánicas. El conjunto de estos factores logra retener o reflejar los rayos solares, provocando el denominado oscurecimiento global.
¿Qué consecuencias traerá este fenómeno? El principal impacto se relaciona con la fotosíntesis, ya que el abastecimiento natural de oxígeno durante este proceso se complica. Además, tiene un impacto directo en la conformación y distribución de las nubes, un efecto que puede provocar cambios en los regimenes pluviales y sequías.
Una relación directa entre oscurecimiento y calentamiento
Al mismo tiempo, esta modificación en las nubes genera un «encubrimiento» del calentamiento global, lo que lleva a subestimar las consecuencias del efecto invernadero y del propio calentamiento global. Como vemos, ambos fenómenos se encuentran estrechamente relacionados.
Por si esto fuera poco, el oscurecimiento tiene una incidencia directa sobre el ciclo del agua. También hay que tener en cuenta que el incremento en las sequías puede afectar negativamente sobre el acceso a fuentes de agua potable, como así también en los niveles de agua requeridos por las plantas de generación de energía hidroeléctrica.
El impacto sobre la fotosíntesis, en tanto, no solamente tendrá consecuencias sobre toda la vegetación del planeta, sino que además impactará en la totalidad de los ecosistemas, generando variantes en el comportamiento de las especies y destruyendo en muchos casos el equilibrio ecológico. Como es fácil apreciar, el avance en torno a energías sostenibles resulta cada vez más necesario y urgente, para detener a tiempo estos fenómenos negativos para el planeta.
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