Que vivir en una zona contaminada presenta un elevado número de riesgos para nuestra salud física es de sobra conocido pero ahora, además, se ha demostrado que altos niveles de polución pueden afectar también al trabajo de nuestras funciones cognitivas.
Así lo asegura un estudio presentado en la 65º reunión anual de la Sociedad Gerontológica Norteamericana que se reúne estos días en San Diego. La investigación, que ha analizado el desarrollo cognitivo de más de 50.000 personas mayores de 50 años, concluye que vivir rodeado de contaminación de partículas inferiores a los 2.5 micrómetros de diámetro puede afectar a funciones básicas como el habla, la memoria e incluso la orientación.
En concreto, el estudio analizó durante semanas las funciones cognitivas de personas residentes en diversos puntos de Estados Unidos que vivían rodeadas de niveles de polución oscilantes entre los 4.1 y los 20.7 microgramos. La principal conclusión a la que se llegó fue que la capacidad de habla, orientación y memoria, medidas en una escala del 1 al 35, se reducían de manera significativa a medida que los niveles de polución se incrementaban.
A pesar de que la relación entre contaminación y niveles de memoria ya había sido probada por diversas investigaciones, el estudio de la Sociedad Gerontológica Norteamericana preocupa de manera especial por tratarse de la primera investigación que demuestra la relación entre contaminación y problemas de habla y orientación. Además, se trata del primer estudio en poner cifra al nivel de envejecimiento que puede provocar vivir en una zona contaminada, ya que, según asegura, puede provocar descensos en las capacidades cognitivas similares a envejecer tres años.
Foto de Carakrater