Evitar alimentos como el atún o resguardarse del humo tabaco son algunos de los preceptos básicos que se suelen aconsejar a cualquier mujer embarazada. Sin embargo, son ya varios los estudios que sugieren que también la polución estaría comenzando a producir efectos graves sobre la salud de los no nacidos.

¿Embarazada? Así puede afectar la polución a la salud de tu hijo

El último de ellos es el informe publicado esta misma semana por la revista estadounidense Environmental Health Perspectives que, tras analizar más de tres millones de nacimientos en 14 ciudades de todo el mundo, sentencia que existe una relación directa entre el nivel de polución de dichas ciudades y el número de mujeres que dan a luz a bebés por debajo de los 2.5 quilogramos de peso.

En el mismo sentido se manifiesta también otro estudio publicado por la revista Archives of General Phychiatry, que hace apenas unos meses aseguraba que existe una vinculación directa entre la contaminación del tráfico y las posibilidades de padecer enfermedades mentales como el autismo. El informe, publicado el pasado mes de novimbre, constató que las posibilidades de desarrollar autismo se triplican en aquellos pequeños cuyas madres habitaban en las zonas más contaminadas del planeta, mientras que se reduce de manera significativa en los puntos menos afectados.

Pero más allá de los posibles efectos sobre la salud mental de los recién nacidos, son varios los informes que relacionan la contaminación con el empeoramiento de la calidad respiratoria de nuestros bebés. De hecho, existen varios estudios que han confirman la estrecha relación entre la suciedad de nuestro aire y el incremento tanto de alergias como del asma infantil.

Todos estos estudios se vienen a sumar al informe desarrollado a principios de los 90 por los científicos checos Bobak y Leon, que ya en 1992 certificaron que la creciente polución podría encontrarse detrás de los altos niveles de muertes súbitas en bebés registradas en ciertas regiones de su país y, por tanto, se debe tomar conciencia no solo en los hábitos de los padres, sinó del ambiente en que viven.

Foto de Alejandro Villanueva

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