Estudios realizados recientemente por el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y en el marco del Plan de Ahorro y Eficiencia Energética determinaron que se podría evitar en España la producción de alrededor de 965 millones de barriles de crudo. Este plan significaría la reducción de las emisiones de CO2 en 400 millones de toneladas y, de esta manera, se estaría ayudando a mitigar el calentamiento global.

Reducción del consumo de petróleo

Con esta investigación, España se propone cumplir con lo dispuesto por la Unión Europea en lo referente al cuidado del medio ambiente y, además, alcanzar la meta de reducción del consumo de energía en un 20%.

Si analizamos en mayor profundidad el tema de la reducción en el uso del petróleo, en el sector del transporte se ahorraría cerca de un 33%, un 4,7% en pesca y un 14% en agricultura. Asimismo, se podría reducir en un 15% en la construcción y todo lo relacionado con el equipamiento.

Este plan de ahorro ha sido aprobado recientemente por el Consejo de Ministros, y se espera que para su inicio el gobierno español realice inversiones en el orden de los 45.985 millones de euros, logrando así un ahorro estimativo de 78.687 millones de euros.

Las expectativas en el desarrollo de este plan se relacionan con la estimulación en la producción de energías alternativas y los beneficios que traerá para el medio ambiente y las poblaciones, ya que se emitirá una menor cantidad de CO2 proveniente de la combustión del petróleo. Hay que recordar que en el período 2004-2010 se ha conseguido un ahorro de 450 millones de barriles de petróleo.

El petróleo y sus aplicaciones

Como energía primaria importante en el mundo, el petróleo se utiliza para el transporte, la elaboración de plásticos, pinturas, fibras, textiles artificiales, detergentes, asfaltos y la producción de artefactos e insumos para calefacción, entre otras aplicaciones. Las economías de los países y las actividades industriales dependen en mayor o menor medida del petróleo.

El uso de este recurso no renovable genera un fuerte impacto medioambiental en todas sus fases: desde la extracción, la manipulación y la producción de derivados hasta el transporte y la comercialización.

Aunque su reemplazo automático por energías renovables y limpias es imposible, el cambio de paradigma en la matriz energética puede concretarse en forma paulatina, si existe una verdadera intención política de los gobiernos y las empresas hacen un esfuerzo para adaptarse a un cambio que el planeta está pidiendo a gritos. Es de esperar, por el bienestar de las futuras generaciones y de la totalidad del gran ecosistema terrestre, que este ansiado cambio se concrete.

Foto de Eduardo Otubo

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