El bird watching o turismo ornitológico es un fenómeno cada vez más frecuente en todo el mundo para los aficionados a las aves. Existen multitud de parajes maravillosos donde acudir a observar aves y los aficionados ornitólogos encuentran en España un lugar especialmente rico en especies diferentes de aves.
La Península Ibérica es una de las principales zonas de paso de aves migratorias que emigran desde África al Norte de Europa y viceversa siendo lugar de cría y alimentación para muchas especies. Especialmente importante son las aves migratorias que habitan los humedales donde se dan numerosas especies en peligro de extinción como la cerceta pardilla, malvasía cabeciblanca… Sin embargo, no sólo especies en extinción sino también vulnerables, raras o amenazadas se pueden encontrar en los numerosos humedales que hay diseminados por toda la península.
Desde el más conocido Parque Nacional de Doñana pasando por el también Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, o las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real) hasta las lagunas de Santoña en el Norte de España y el fabuloso Delta del Ebro en Cataluña, hay numerosos lugares donde los aficionados a las aves pueden acudir armados con su guía ornitológica y sus prismáticos o catalejos a observar toda la diversidad que albergan estas zonas tan ricas y beneficiosas. Muchas de ellas declaradas zonas ZEPA (Zonas de Especial Protección para Aves) según el convenio Ramsar.
Es habitual ver flamencos en las lagunas del sur y sureste de España donde brindan una imagen espectacular en grandes aglomeraciones trasladándonos a la lejana África pero muchísimo más cerca.
Este tipo de turismo, respetuoso y amante de la naturaleza debería ser muy importante para los países con alta riqueza en zonas húmedas. Se estima que los norteamericanos gastaron en 2001 32.000 millones de dólares en esta afición, sostenible, respetuosa y que pone en valor los ecosistemas acuáticos como fuente de riqueza económica para las zonas adyacentes. El parque nacional de Kuşcenneti (KNP) en el lago Manyas zona Rámsar en Turquía, atrae observadores de aves que gastan más de 100 millones de dólares al año.
Cada vez hay más compañías turísticas que organizan viajes alrededor del mundo buscando lugares para los ornitólogos aficionados o birders como los llaman en inglés.
La práctica de esta afición natural es muy sencilla pues simplemente con agudeza visual, unos prismáticos y una guía de aves se pueden observar individuos francamente maravillosos. Para los niños es muy atractivo por la facilidad para observar animales sin necesidad de acudir a un zoo, en entornos absolutamente naturales que contribuyen a su educación en valores ambientales.
¿Os gusta ver aves? ¿Practicáis el turismo ornitológico?
Foto de Park Ranger
Buenos días:
Sólo quería añadir que uno de estos lugares donde paran los flamencos es el “Parque Natural de Ses Salinas” en Ibiza. Nos encantaría recibir este tipo de turismo diferente al que estamos acostumbrados.
Un saludo.