La bici comienza a tomar protagonismo en Madrid y son varios los factores que lo están provocando. Aunque queda mucho por mejorar y la capital no es ni mucho menos un ejemplo en esta cuestión, al menos a día de hoy, comienzan a verse algunos avances que favorecen la incorporación de la bicicleta como alternativa de transporte. Muestra de ello es el nuevo carril bici que recorre puntos emblemáticos de la ciudad como la Puerta del Sol o la calle Alcalá junto a la creación de carriles con limitación de velocidad a 30 Km/h que tratan de facilitar la incorporación de la bicicleta a la calzada.
El carril bici y la limitación de velocidad en determinados carriles son un primer paso que, por lo menos, indica al resto de vehículos que la bicicleta existe y que debe convivirse con ella. Según datos publicados por el propio Ayuntamiento y la web enbicipormadrid, en el año 2012 el uso de la bicicleta se ha incrementado un 28% lo que permite hablar, observando la evolución de los últimos años, de un crecimiento exponencial de este modo de transporte.
A la creación de carriles bici, la incorporación de la bicicleta a la calzada, la instalación de aparcamientos para bicicletas, los cambios normativos y la proliferación de mayores zonas 30 que faciliten la convivencia de un transporte más vulnerable en ese espacio compartido, debe sumarse, sin duda alguna, la información y sensibilización, si no, será costumbre ver vehículos invadiendo el carril-bici o superando la velocidad máxima de 30 km/h.
Sorprende, igualmente, que se implanten estas medidas y que no se acompañen de la implantación de un sistema público de préstamo. Otras grandes ciudades españolas como Sevilla (Sevici) o Zaragoza (Bizi Zaragoza), por citar sólo dos de ellas, lo han incorporado con enorme éxito y han conseguido, junto con la creación de carriles bici, que la bicicleta se convierta en una alternativa real para el transporte en la ciudad.
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