Un renovado auge minero en Perú, Colombia y Bolivia ha permitido poner en marcha proyectos con gran impacto económico, que involucran una fuerte presión sobre los bosques tropicales, sobretodo en el caso de los emprendimientos de tipo ilegal. Sin embargo, otros desarrollos amparados por las leyes locales también han suscitado fuertes controversias en las comunidades de la zona.

La "fiebre del oro" en Latinoamérica pone en riesgo a los bosques tropicales

Distintas organizaciones sociales y ecologistas han denunciado fuertes ataques contra los bosques tropicales a partir de emprendimientos mineros ilegales que no siguen ningún tipo de prácticas sostenibles, en diferentes áreas de Perú, Colombia y Bolivia. Se ha indicado, por ejemplo, que la depredación de miles de hectáreas en la Amazonia es ya una triste realidad.

En esta región se instalan campamentos mineros que no tienen ningún impedimento para diezmar los bosques tropicales de la zona, uno de los principales reservorios de biodiversidad a nivel mundial. Los datos alarman: para extraer un gramo de oro se necesitan dos o tres de mercurio, elemento altamente contaminante que luego es vertido a los ríos. Asimismo, para hacerse del agua necesaria para estas operaciones, las topadoras de las empresas eliminan grandes extensiones de bosques tropicales.

Además de este condenable accionar desde el punto de vista ambiental, según datos de la ONG Save The Children existe también un preocupante costado social relacionado con estos emprendimientos: miles de niños, mujeres y hombres son víctimas de la explotación sexual y laboral en los precarios campamentos.

Un pasivo social y ambiental

Concretamente en Perú, donde entre 110 mil y 150 mil personas trabajan en la minería ilegal, alrededor de mil niños son explotados sexualmente en el área conocida como Madre de Dios, de acuerdo a Save The Children. Por otro lado, los sectores en los cuales las mineras trabajan en forma aparentemente legal o bajo regulaciones estatales concentran actualmente 162 conflictos con las comunidades locales por distintos litigios ambientales o sociales, según la información recopilada por el Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina.

Mientras el precio del oro se incrementó en la última década de 270 dólares a un valor de entre 1.600 y 1.800 dólares la onza, y el precio del cobre también sigue en aumento ante las necesidades de China y otras economías emergentes, la tendencia marca que este tipo de emprendimientos se seguirá incrementando en los próximos años, con inversiones proyectadas por 300 mil millones de dólares para 2020, según la Sociedad Interamericana de Minería.

Foto de David Almeida

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