El bosque de la Herrería es uno de esos lugares que los madrileños y muchos otros visitantes eligen a menudo para dar un bonito paseo campestre, ya que es un lugar muy accesible y conocido, y que además resulta paisajísticamente muy agradable, hasta el punto de formarse filas de coches a su entrada en una mañana de domingo soleada. Pero, ¿qué sabemos en realidad de la naturaleza de ese bonito melojar?
El bosque de la Herrería, pertenece al espacio natural Paraje Pintoresco del Pinar de Abantos y Zona de La Herrería, y se encuentra en el término municipal de San Lorenzo de El Escorial. Es un amplio bosque de robles melojos o Quercus pyrenaica, que se encuentra en un buen estado de conservación, donde además se pueden observar otras especies arbóreas como fresnos, avellanos, cerezos, tilos, quejigos, pinos, castaños y arces de Montpellier. En concreto hay un arce espectacular que está catalogado como Árbol Singular por la Comunidad de Madrid: el Arce de la Silla de Felipe II, que en otoño luce sus hojas teñidas de rojo. Desde esta misma “silla”, canchal de granito que ofrece unas preciosas vistas al valle y al Monasterio del Escorial, sobre todo en el otoño, sale una senda ecológica con paneles interpretativos. Pero esa es solo una manera de conocer la Herrería, hay muchos otros caminos y rincones que podéis escoger.
También hay amplios pastizales con arbustos: rosales, zarzamoras, endrinos, saúcos y vegetación de ribera, multitud de herbáceas, musgos, hongos y líquenes, por lo que botánicamente es todo una escuela. En cuanto a la fauna, se puede disfrutar fácilmente con los niños de la observación de aves, ya que en las cercanías de las zonas más antrópicas del bosque, éstas han perdido parte de su temor al hombre. Es muy fácil ver y escuchar a los trepadores azules, agateadores, pequeños carboneros y herrerillos. También a los arrendajos y a los pájaros carpinteros (pico picapinos). Si nos internamos un poco no sería demasiado difícil sorprender a algún zorro o corzo que sale de la espesura. Además es una zona estupenda para observar mariposas o tener la gran suerte de toparse con un maravilloso ciervo volante (Lucanus cervus), especie protegida y digna de admirar y mostrar a nuestros pequeños.