Los padres ecológicos ya pueden tener bebés ecológicos. Cada vez son más las iniciativas que desarrollan productos con conciencia ambiental. Hay que buscar fuera de los circuitos comerciales tradicionales pero no hay excusas. En la actualidad, abundan las alternativas para que el recién nacido se incorpore al mundo de manera sostenible.
Cambiando pañales: los pañales ecológicos
En los primeros tres años de vida un bebé consume alrededor de 5.000 pañales desechables, lo que se traduce en cuatro toneladas de basura por niño, sin olvidar que este producto tarda entre 200 y 500 años en degradarse. La alternativa son los pañales ecológicos. Hay varias modalidades. Los hay hechos de tela impermeable, suaves al tacto, súper absorbentes, reutilizables y de secado rápido. También existen los de bambú, que además de ser éste un elemento muy absorbente es antibacteriano. Pero para aquellos padres que no se animen a lavar pañales existen los desechables biodegradables.
A vestirse con ropa orgánica
Vestir a los más pequeños no debe ser preocupación menor, por eso existen marcas y tiendas con prendas orgánicas. La piel del bebé es más sensible y su sistema inmunológico es más vulnerable así que la ropa orgánica, al no estar elaborada con productos químicos, no contiene residuos que lo dañen y es idónea para evitar alergias o erupciones. La ropa orgánica es más segura, más suave y a largo plazo más económica. Esta ropa cuida al bebé pero también al medio ambiente puesto que no utiliza pesticidas ni transgénicos, protege el agua y se produce con criterios de comercio justo, es decir, no explota a los trabajadores que la producen.
La higiene del bebé, la cosmética ecológica
Y si hablamos de la higiene del bebé también está disponible la cosmética ecológica, que prioriza en el uso los aceites vegetales biológicos o las aguas de flores. Esto significa que una crema o un jabón biológico cuentan con un porcentaje elevado de principios activos, un 30%, mientras que los tradicionales casi no alcanzan el 1%. Estos productos no incluyen aditivos, colorantes o aceites procedentes del petróleo. Tampoco se prueban en animales y utilizan envases reciclables.
Foto de Javier Carrera