Del 19 al 25 de noviembre se celebra la Semana Europea de la Prevención de Residuos, un evento organizado por la Comisión Europea a través del programa Life+, que pretende concienciar a la población sobre la necesidad de reducir la generación de residuos y hacer una gestión más sostenible de los mismos.

Cierto es que la caída del consumo provocada por la crisis ha hecho que la generación de basura haya descendido, pero la cantidad de residuos que generamos a diario sigue siendo enorme, con los coste ambientales y económicos que ello ocasiona. Es, por tanto, un buen momento para plantearnos cómo podemos reducir aún más nuestra capacidad de generar residuos.

Arranca la Semana Europea de la Prevención de Residuos

En los últimos años, España ha pasado de generar 575 kilos por persona y año en 2008 a 535 kilos en 2010, es decir, 40 kilos menos. La crisis no va a durar eternamente (esperemos), pero los hábitos que en materia de consumo hemos tenido que ir adoptando y esa tendencia en la reducción de residuos sí que pueden perdurar en el tiempo.

Las cantidades de residuos producidas se pueden reducir durante las diferentes etapas de la vida útil de un producto –diseño, producción, distribución, consumo y final de la vida útil– y pueden implicar cambios en las materias primas, el uso de otras tecnologías, la modificación del diseño, la concepción de otras prácticas de explotación, e incluso en la introducción de sistemas de reutilización o recarga, la miniaturización, etc.

En este sentido, cada vez está más extendido el modelo de producción «Cradle to Cradle» (de la cuna a la cuna en castellano), que promueve un diseño en el que se cierre por completo los ciclos de los materiales partiendo de la idea de que la naturaleza no genera basura y que la sociedad puede hacer lo mismo con los productos que crea.

La reutilización de materiales y el alargamiento de su vida útil es otro de los hábitos que se pueden adoptar, pero sin duda el consumo responsable es la mejor alternativa para mitigar la generación de residuos.

Gran parte de las cosas que tiramos al cubo de la basura son fruto de la falta de planificación y racionalidad en nuestras compras. No hay que olvidar que el consumo de productos genera el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa en los procesos de producción, transporte y distribución.

Se ha avanzado mucho en los últimos años. El uso de bolsas de tela, rafia y papel reciclado a la hora de ir a hacer la compra ha aumentado considerablemente, lo que ha reducido el uso de bolsas plásticas no biodegradables de un solo uso. También en la promoción del compostaje, una técnica que consigue cerrar el ciclo de reciclaje de la materia orgánica en origen, siguiendo así el principio antes mencionado del «Cradle to Cradle».

Aún queda mucho por hacer, pero será todo más fácil si tenemos en cuenta esta idea: el mejor residuo será siempre aquel que no se produzca.

Foto de Daniel Lobo

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