Entre las consecuencias derivadas del cambio climático, podemos señalar la vulnerabilidad de las comunidades campesinas como una de las más graves y rápidas. Un problema de envergadura mundial que, bajo el uso de opciones como las que plantea la Agroecología, se podría ver revertido en el plazo de unos años. La idea, sencilla: desarrollar proyectos sostenibles para conseguir que los pueblos se puedan alimentar por sí solos. Un fin para el que la Agroecología se nutre de una serie de agrosistemas que, tanto en diseño como manejo y evaluación, mantienen el principio de la sostenibilidad, ampliado éste en sus relaciones con los estratos económico, social y político de la población.
Exactamente la misma idea que desarrolla la Sociedad Española de Agroecología, una entidad en la que se recogen los esfuerzos de técnicos, científicos, agricultores o demás perfiles sociales que contribuyen al desarrollo de los sistemas sostenibles en la producción agraria con unos fines muy concretos:
- Potenciar los diferentes ámbitos de difusión (enseñanza, asesoramiento e investigación) de la Agricultura Ecológica, la Agroecología y el desarrollo sostenible en el campo.
- Mejorar la cualificación de agricultores y demás perfiles implicados en actividades agroalimentarias, fomentando también la diversificación sostenible de la economía en estas zonas rurales.
- Potenciar el desarrollo e innovación en las técnicas de Agroecología y Agricultura Ecológica.
- Enfocar su actividad desde un punto de vista de cooperación internacional.
Teniendo en cuenta los principios de la Agricultura Ecológica, el desarrollo de la Agroecología supone la recolecta de materias primas de óptima calidad potenciando, además de las culturas rurales, el buen uso de los recursos locales y los valores éticos de la calidad de vida y el desarrollo rural. Un camino que España podría encabezar en Europa, donde ya ocupa el primer puesto en superficie de cultivo ecológico, si llevase la Agroecología hasta sus explotaciones rurales, en continuo crecimiento desde mediados de los 90, con un aumento de hasta el 10% cada año.
Foto de Dan Lundmark