Los elefantes huérfanos tienen secuelas a raíz de la matanza selectiva que acabó con la vida de muchos compañeros suyos en los años 70 y 80. Según ha señalado una investigación de la Universidad de Sussex publicada en la revista Frontiers in Zoology, algunos de los cambios que han sufrido los elefantes que han visto fallecer a estos animales son la incapacidad de responder correctamente cuando los demás elefantes les llaman, y un deterioro en sus capacidades sociales.
Los elefantes huérfanos han cambiado
Son conclusiones a las que ha llegado Karen McComb, especialista en comportamiento animal y una de las autoras de la investigación. Estos cambios en las habilidades de los elefantes huérfanos demuestran el daño que puede causar el ser humano al organizar matanzas de elefantes.
Para sacar estas conclusiones, el estudio comparó el comportamiento de una manada de elefantes que vivía en el Parque Nacional Amboseli, de Kenia, y otra manada en el Parque Nacional de Pilanesberg, en Sudáfrica. La primera no había sufrido ninguna matanza.
Las conclusiones son muy llamativas. Los elefantes huérfanos de Pilanesberg, que llegaron al Parque Nacional Kruger entre las décadas de los 80 y 90, mostró unas secuelas particulares a causa de la matanza de elefantes. Estas secuelas están caracterizadas, según aseguraron los investigadores, como similares a las secuelas de un ser humano que sufre el trastorno de estrés postraumático.
Los elefantes se mostraron agresivos y no sólo atacaron a rinocerontes sino que también los mataron, según afirmó McComb. Otro investigador del mismo estudio, Graeme Shannon, destacó que los animales respondieron de manera defensiva al sonido de una llamada de un elefante extraño. Se agrupaban entre los demás elefantes en señal de miedo y desconfianza.
En Pilanesburg, como los elefantes no habían vivido ninguna matanza, los animales respondían con más confianza a este tipo de sonidos.
La interrupción de la armonía social es la responsable de que los elefantes huérfanos no sean como antes.
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