A la hora de ir a comprar la gente cada vez está más concienciada con el medio ambiente, pero aún hay una asignatura pendiente: los envases inadecuados o innecesarios.
Últimamente se oye hablar mucho del consumo responsable, de la apuesta por productos ecológicos cuyo impacto en nuestro entorno sea el menor posible. El consumidor se inclina por alimentos de temporada y locales, ya que en el proceso de distribución se evita la emisión de una gran cantidad gases de efecto invernadero.
También en los últimos años, en parte como consecuencia del cobro por las bolsas de plástico en las grandes superficies, hemos visto como cada vez más gente acude a hacer la compra con un carrito, una bolsa reutilizable o con bolsas similares a las que nos dan en el supermercado y que “rescatan” para este nuevo uso.
No siempre es por una cuestión medioambiental, sino más bien económica. Independientemente, con ello se consigue retirar de la circulación un gran número de bolsas de plástico.
El plástico, al tratarse de un derivado del petróleo, es un material a evitar a la hora de elegir los productos que vamos a adquirir. Los plásticos apenas se degradan, ocupan mucho espacio en los vertederos, son difíciles de tratar y cuando se incineran generan gases tóxicos.
Es bastante frecuente que en secciones del supermercado como la charcutería o la pescadería, además de envolver el producto en un papel especial, lo introduzcan en una pequeña bolsa de plástico. Éste sería un claro ejemplo de lo que es un embalaje innecesario.
Otro derivado del petróleo son las bandejas de poliestireno o ‘corcho blanco’. Este material puede durar más de 1.000 años inalterado, ya que no es biodegradable. Se utiliza muchas veces para vender productos cárnicos, embutidos y lo más llamativo, frutos secos o productos de panadería y bollería industrial.
Estos productos se podrían comercializar perfectamente en un envase más respetuoso con el medio ambiente, como bolsas de papel o cajas de cartón. No hay que olvidar también que para que las bandejas de poliestireno no pierdan la carga, ésta debe ir “asegurada” con una nada desdeñable cantidad de film transparente de plástico.
Otro caso de embalaje innecesario son los cartones de las latas de cerveza. Muchas veces no queremos comprar el paquete entero y, si lo hacemos, debemos deshacernos del cartón tan pronto como queramos meter las cervezas en la nevera. ¿Qué sentido tendría enfriar este cartón o el que llevan también productos como los yogures?
El consumo innecesario de cartones, plástico o de bandejas de poliestireno, además de ser perjudicial para el medio ambiente, eleva en muchas ocasiones el precio del producto que estamos adquiriendo.
La solución a estos problemas puede pasar por la compra a granel de muchos de estos productos. También por elegir envases de vidrio y papel frente a los de metal o plástico. Obviamente siempre será mejor un envase que podamos reutilizar, como por ejemplo un tarro de vidrio, que otro que solamente se pueda reciclar, como un tetra-brick.
Foto de Carlos Martínez