En esta época del año en que ya va haciendo frío y tenemos que mover la ropa de invierno para tenerla más accesible, muchas veces miramos nuestro armario y pensamos que no tenemos la ropa adecuada o que no nos cabe más. En el mundo en el que vivimos en que es tan fácil suplir una prenda por otra (dejando a parte calidades, marcas y precios), es imprescindible ser conscientes de que la ropa también tiene un ciclo de vida y de reciclaje. Este último varia según su composición.
Así pues, lo mejor es hacer una revisión a conciencia de nuestra ropa, de su estado y de las posibilidades reales de ponérnosla durante este invierno. Podemos incluir en esta comprobación las toallas, sábanas y cualquier otra pertenencia que tengamos dentro del armario. Lo principal es intentar ser lo más objetivos posibles para no dejarnos llevar por el sentimentalismo. Sin duda hay muchos pensamientos que pueden echar por tierra nuestro propósito de vivir con lo que en realidad necesitamos: «la blusa es un regalo de mi mejor amiga», «ya no me la puedo poner, pero es tan bonita esta chaqueta», …
El objetivo es separar nuestra ropa en dos grupos: la que nos pondremos y la que no. Una vez finalizado el proceso, tenemos varias opciones: comprar nueva, aprovechar la que tenemos remodelándola un poco, regalarla o donarla.
El resultado final nos compensará con creces: un armario ordenado que contenga aquello que necesitamos, un destino claro para las prendas que no conservaremos y menos ropa amontonada en los contenedores de residuos que es el lugar donde suele acabar.
Nos quedamos la ropa, y ¿ahora qué?
Como ya hemos revisado su estado, si lo necesita, podemos empezar a repararla (cambiar botones, cremalleras, rehacer los bajos, etc.). Si está correcta, y queremos darle otro aire, podemos realizar varias acciones:
- Cambiar su color, con lo que podríamos teñirla y así modificar su aspecto general. No debemos olvidar mirar bien las instrucciones del tinte y si está contraindicado para la composición del tejido de la prenda.
- Si es un vestido y tiene alguna parte deteriorada, o ya no nos agrada, podemos cortarlo y usarlo como falda.
¿Y con la que no queremos?
- Llevarla a un punto limpio o a un contenedor de ropa usada. En algunos sitios, como en Segovia, se recogen 32 toneladas de ropa con este sistema.
- Donarla. Existen varias campañas, como las que se efectúan en las parroquias. Incluso se están llevando a cabo talleres para enseñar a tratar la ropa y fomentar así el empleo en el sector textil.
- Regalarla. Tanto si es ropa de adulto como infantil, podemos hacer un sondeo con las/os amigas/os y familiares por si les interesa.
- Si la tela es bonita, pero no nos pondremos esa prenda, podemos utilizarla para hacer alguna obra de Patchwork (colchas, etc.)
- También podemos hacer trapos para la cocina o para usar en la limpieza de la casa.
Si queremos comprar nuevas prendas
Si al hacer recuento de nuestras prendas comprobamos que nos falta alguna para poder pasar el invierno con tranquilidad, os recomendamos que:
- Compréis de segunda mano. Existen tiendas como Humana que tratan la ropa que reciben y la venden a un precio asequible, cuyo importe es destinado a acciones humanitarias en África.
- Vigiléis las compras compulsivas. Tener mucha ropa en el armario nos llevará al mismo punto de origen del que queríamos salir.
- Si compramos prendas nuevas, las opciones son numerosas: outlets, los mercadillos, tiendas de barrio, etc. En cualquier caso es importante vigilar que sea combinable con lo que tengamos en el armario, ya sea por su color como por el tejido. Así evitaremos tener prendas que nos pongamos poco ya que son difíciles de conjuntar con el resto de nuestra ropa.
¿Qué haces tú para remodelar tu ropa? ¿Donas o regalas la que ya no utilizas? Déjanos tus comentarios. ¡Gracias!
Fotografía de Glen Scott en Flickr
Buenas tardes le escribo piduendole ayuda de ropa de niños y adulto para una conunidad en vunerable