Según informaron numerosos centros de investigación, durante esta primavera boreal se alcanzó un récord de concentración de CO2 en el Ártico, a niveles que solamente pueden compararse con los registrados durante el Plioceno, hace tres millones de años. La pregunta es: ¿qué se hace para afrontar o superar esta realidad?

Continúan incrementándose las emisiones de CO2

La concentración de dióxido de carbono llegó a un sorprendente nivel de 400 partes por millón (ppm) durante esta primavera boreal en el Ártico. La información fue confirmada por centros de investigación ubicados en Alaska, Groenlandia, Noruega, Islandia y Mongolia.

Estos niveles se relacionan con los registrados durante la era del Plioceno, hace tres millones de años, cuando las temperaturas del Ártico entre entre 10 y 14 grados más elevadas que las actuales, y la temperatura global superaba en 4 grados al promedio registrado actualmente.

Por otro lado, el promedio mundial de concentración de CO2 llega hoy a las 392 partes por millón. De acuerdo a muchos especialistas, si los niveles de emisiones de dióxido de carbono no retroceden o incluso se incrementan, el planeta comenzará a aumentar peligrosamente su temperatura promedio, sin que para eso sea necesario esperar millones de años.

Para brindar una idea sobre la profundidad del problema, de no concretarse importantes descensos en las emisiones contaminantes producidas por los combustibles fósiles, las personas que nazcan en la actualidad deberán vivir en un planeta con una temperatura global cuatro grados superior durante su adultez.

Efectos devastadores

El mencionado incremento en la temperatura no es una mera cuestión de cifras, ya que un planeta sobrecalentado en cuatro grados será prácticamente inhabitable para el hombre en la mayor parte de su superficie. De esta forma, los problemas del calentamiento global significarán directamente la muerte para muchas personas.

Los datos corresponden a las conclusiones del Programa de Impacto Climático de la prestigiosa Universidad de Oxford, en el Reino Unido. Asimismo, las informaciones sobre el comportamiento del hombre ante este problema no son para nada optimistas. Recientemente, la Agencia Internacional de Energía (AIE) destacó que las emisiones mundiales de CO2 aumentaron un 3,2 por ciento durante 2011, con relación a los datos registrados en 2010.

Esto permite concluir que se avanza en la dirección contraria, ya que para mantener la esperanza de contar con un clima estable hacia el futuro las emisiones de CO2 deberían reducirse a razón de un 3 por ciento anual. Sobre 2050, teniendo en cuenta que tendremos un planeta con una mayor cantidad de habitantes, las emisiones de dióxido de carbono tendrían que reducirse en un 50 por ciento. Cabe preguntarse si aún estaremos a tiempo de revertir esta tendencia.

Foto de Amio Cajander

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