Más propia de la realidad de las obras de ficción que del actual día a día, surge la arcología, una visión desarrollada del aspecto que las ciudades pueden llegar a tener en el futuro. Un edificio–ciudad sin coches, con capacidad de sustentabilidad y autosuficiencia, preparado para acoger a cientos de miles de personas y basado en los principios de ecología y ahorro. Todo un reto de dimensiones tridimensionales, compacto e integrado, denominado arcología por Paolo Soleri, arquitecto estadounidense promotor de Arcosanti, uno de los pocos proyectos de esta índole iniciados a lo largo del mundo.
Paralizado en la actualidad, el proyecto de Arcosanti, en el centro de Arizona, es quizás el primer ejemplo palpable de lo que podría ser una ciudad autosuficiente como la planteada en la arcología. Una realidad que, según lo esperado, quedará materializada en Emiratos Árabes en la próxima década bajo el nombre de Masdar City, un edificio-ciudad sin residuos ni emisiones de carbono con capacidad para 50.000 personas y más de 1.000 empresas en tan solo 5 kilómetros cuadrados de extensión.
Dimensiones compactas, una de las cualidades de los proyectos de arcologías que destacan, sobre todo, por eliminar el transporte contaminante actual en beneficio del desarrollo sostenible de la ciudad. En su lugar, una serie de ascensores y transportadores horizontales servirían para que los habitantes de las arcologías se desplacen por la ciudad sin vehículos. Todo con el fin de eliminar el consumo elevado de energía que se sucede en algunas ciudades como Shangai, donde también han desarrollado el proyecto de su propia arcología: la ciudad-edificio de Dongtan. Un complejo arquitectónico integrado con el medio ambiente y con capacidad para 500.000 personas que, según se espera, supondrá cerca de un 70% de ahorro energético en comparación con la energía consumida en Shangai.